El escritor madrileño recoge el premio Wilkie
Collins de Novela Negra en Tenerife Noir por Ya
no hay junglas adonde regresar, (M.A.R.
Editor) una novela en la que tres historias de amor se mezclan en un acto
de venganza
“Estoy completamente imposibilitado para
escribir algo que no sea negro. Es que ni lo intento. Estoy condicionado
genéticamente, no lo sé…”, asegura el escritor y periodista madrileño Carlos
Augusto Casas. Augusto presenta su primer apellido portugués, que en nuestro
país es causa de las más variadas confusiones, y se lanza a la presentación de
su primera novela, Ya no hay junglas adonde regresar, con la que ha ganado el
VI premio Wilkie Collins concedido por M.A.R Editor y que recoge este miércoles
8 de marzo en Tenerife Noir, a las 19.30 en la Biblioteca Municipal
Central de Santa Cruz de Tenerife (edificio TEA).
“En realidad, la novela son tres
historias de amor que mezcla un acto de venganza”, dice para sintetizar la que
ha sido su primera novela, protagonizada por “un abuelete”, al que todos llaman
Gentleman, que cada jueves contrata durante 60 minutos los servicios de una
prostituta en la calle Montera de Madrid.
Como periodista, Augusto ha hecho
reportajes sobre prostitución, bajos fondos, venta de drogas… ha trabajado con
cámara oculta, se ha hecho pasar por toxicómano para llevar hasta el fondo su
investigación periodística. Sin embargo, no era consciente de que esta
experiencia le ha permitido conocer una realidad social que no todo el mundo
conoce. “Condensas una realidad en un minuto de televisión y es algo que para el
espectador se evapora”.
En cualquier caso, “no tengo vocación”
de que su primera novela parezca una obra periodística. “Es una obra de
ficción, pero sí he dado elementos que yo conozco para darle visos de
verosimilitud”, explica. Su manera de abordar el mundo de la prostitución en el
centro de Madrid, está inspirado por la intención de crítica social que nutre
al género negro.
“La calle Montera siempre me ha parecido
muy interesante, porque ahí ves la indiferencia de la gente con las injusticias
diarias con las que nos encontramos. Si preguntas a la gente sobre la
esclavitud del siglo XXI, la gente diría que no existe o que son cosas del
Tercer Mundo y no se dan cuenta de esas prostitutas que están en la calle,
sometidas a las mafias. Me atrae esa doble moral del primer mundo y de ahí
surge esa novela”.
Ya no hay junglas adonde
regresar ahonda en esa
indiferencia ante la injusticia cotidiana, ante la que “hacemos como que no
existe”, pero también es una novela sobre la soledad, porque su protagonista es
uno de esos hombres mayores que en las prostitutas “no buscan sexo, sino
compañía”. Gentleman “no es el típico personaje”, dice, es un anciano que está
solo, un personaje no habitual en el género negro, y esto es algo que lo
vincula a otros autores del noir español –David Llorente, Carlos Zanón, cita–,
que, a su juicio “están renovando mucho el estilo y rompiendo los clichés
clásicos de la novela negra”. La opinión de Augusto debe tenerse en cuenta,
porque no es solo la de un autor que se declara “un yonqui del género negro”,
sino que se basa también en su experiencia como director de la colección
Estrella Negra, de la editorial Cuadernos del laberinto.
Son varios los autores españoles del
género que “están rompiendo el corsé de la novela negra. Sigue habiendo
puristas que piensan que hay un canon. Yo soy de la opinión de que hay que
renovar el estilo. Lo fundamental es que haya crítica social, contar la parte
oscura de la sociedad y del ser humano y con esos mimbres se pueden escribir
historias diferentes”.
Con esa convicción contrasta la calidad
del noir español –“en España se están escribiendo novelas vanguardistas y
excepcionales” – frente al género nórdico o anglosajón. “Hay autores españoles
que venden muchísimo menos que los nórdicos y están escribiendo auténticas
maravillas”, insiste. La diferencia está en el apoyo institucional. Los
nórdicos reciben ayudas para viajes, asistencia a jornadas, a la distribución y
la traducción, con la convicción de que es “una inversión para dar a conocer la
cultura propia”; mientras que, para los anglosajones, se trata de “un elemento
comercial que impulsa la expansión de su idioma”.
En cambio, “en el género negro, se cuida
muy poco a los escritores españoles; ahí llegamos a cómo se está tratando a la
cultura en España en general y encima, nosotros hacemos crítica social”,
sentencia apuntando que “los que más pierden son los escritores y los editores.
Los escritores, porque son los que ven menos dinero y son los creadores. Y los editores
porque reciben lo mismo que la distribución y la librería y son quienes
realmente arriesgan dinero”.
Carlos Augusto Casas escribe de noche,
cuando sus hijos duermen, pero no se sienta a escribir hasta que tiene la
historia estructurada. “Tengo que darle muchas vueltas antes de meterme ante el
ordenador. Hasta que no tengo toda la historia en la cabeza, no me siento. La
estructura, la escaleta, la tengo que tener. Pero sí que mientras trabajaba en
la televisión le daba vueltas a la idea para que la historia fuera redonda. Por
mi profesión, no tengo tiempo para darme la oportunidad de escribir dos o tres
veces y ya, cuando te pones a escribir surgen hallazgos”.
Aprovechó la salida del programa de
Cintora para centrarse en su novela, aunque cree que más adelante tendrá que
volver al periodismo, “a pesar de que no conozco un periodista que no esté
cansado de la profesión”. Como escritor necesita tiempo, “porque una novela me
absorbe completamente; necesito dedicarle toda mi energía mental, y trabajar en
un programa de televisión requiere mucho tiempo, muchas horas y mucha
creatividad. No puedo hacer las dos cosas. Uno de los dos trabajos se
resentiría”.
El Wilkie
Collins es el premio creado por M.A.R
editor en agosto de 2011, con la intención de “encontrar las mejores
novelas negras contemporáneas escritas en español”, según explica el editor Miguel Ángel de Rus. Augusto obtiene
este premio con su primera novela publicada. Antes había escrito textos que
quedaron como ejercicios guardados en el cajón. “Esta es la primera que intenté
publicar y he ganado un premio”, constata con la alegría por “la inyección de
moral y de autoestima tremenda” que significa “un espaldarazo que, no es que
disuelva las dudas del escritor novel, pero permite pensar en que puedo
continuar”, concluye.
Carlos
Augusto Casas nació en Madrid en
1971. Comenzó su carrera en Diario 16. Después de pasar por la agencia EFE
ejerció como periodista de investigación para TVE, Antena3, Cuatro y Telecinco.
Recientemente ha sido subdirector del programa de Cuatro A pie de calle,
presentado por Jesús Cintora. Ha participado en numerosas antologías de relatos
de género negro; con el relato El Bar de los asesinos, dedicado a Lisboa,
obtuvo el XIV Premio Internacional de Relato Sexto Continente, organizado por
Radio Exterior de España.