Un pueblo de la meseta norte castellana próximo a la frontera de Portugal, Samir de los Caños; muchachas abordadas por varios individuos; algunos días una luz recorre las lápidas del
cementerio. ¿Quién ha traído la violencia y la muerte a un luga tan apacible?
Belén busca qué llevó a su madre a la tumba en las cartas que guardan sus abuelos en un arcón. La hermana de Josué, el mejor amigo de Belén, no vuelve a casa; ese mismo día desaparece, como si se lo hubiese tragado la tierra, el buhonero de San Martín de Tábara, que poco antes había pasado por el pueblo, camino de Mellanes, vendiendo su mercadería.
A estos hechos se enfrenta Manuel Laso Maldonado, el joven cabo del puesto de Fonfría, con la única ayuda de una niña de once años, quien nos hará de guía en esta nueva aventura del guardia civil que nos sorprendiera en su primera novela: Buena Jera. La esencia de la novela negra, nacida en un ambiente urbano, arraiga entre tomillos, romeros y aliagas, como si se tratara de un arbusto más. El odio a la mujer, la violencia, no son sólo frutos de ciudad.
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