28.3.14

El día en que José Luis Ordóñez hizo gritar de ira a Hitler


Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial 2013

El escritor y periodista alicantino Mariano Sánchez Soler ha resultado ganador de la séptima edición del Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial 2013 por su manuscrito El asesinato de los marqueses de Urbina, que recrea un doble crimen ocurrido en la alta sociedad madrileña en los primeros años de la transición. El galardón, convocado por el Ayuntamiento de L’Hospitalet y promovido por la Biblioteca La Bòbila, está dotado con 12.000 euros.
El jurado, presidido por el concejal de Cultura, Jaume Graells, y formado por la editora Blanca Rosa Roca, Anna Riera, jefe de Bibliotecas de L’Hospitalet, Núria López, del club de lectura de novela negra, el librero Paco Camarasa, y Jordi Canal, director de la Biblioteca La Bòbila, destaca de la obra ganadora la agilidad de la trama y la fiel recreación de los hechos, uno de los casos criminales más mediáticos de la historia de España.
               Asimismo, el jurado ha valorado el alto nivel de las obras presentadas al concurso, por lo  que pide que se tome en consideración la posibilidad de publicar otra de las obras finalistas, que ha recibido la Mención Especial del Jurado, Un camino a través del infierno. De Javier Hernández Velázquez.
               A la presente edición del premio, que se entregó por primera vez en 2007, han concurrido 78 obras originales.
               Ganadores de anteriores ediciones fueron: Ley garrote, de Joaquín Guerrero-Casasola (2007); Retrato de familia con muerta, de Raúl Argemí (2008); El baile ha terminado, de Julián Ibáñez (2009); Caminos cruzados, de Erlantz Gamboa (2010); Las niñas perdidas, de Cristina Fallarás (2011); La llamada de un extraño, de Rafael Alcalde (2012).
Más información en http://www.mareditor.com/narrativa/Uncamino.html 

10.3.14

Joaquín Leguina habla sobre Viena


P.-Su relato en Viena comienza en el Museo Histórico Municipal de Viena y está centrado en El Gran Visir, Kara Mustafá. ¿Cuál es la importancia de este personaje en la historia de la ciudad?
R.- Aquel intento otomano de instalarse en Viena, de haber tenido éxito, hubiera cambiado la Historia de Occidente. De ahí la trascendencia de los hechos que el relato aborda. Mi relato en la antología Viena de M.A.R. Editor está inspirado en el gran reportaje histórico-filosófico de Claudio Magris que se titula "El Danubio", cuya lectura recomiendo con entusiasmo.

 
P.-¿Cómo actuaba Kara Mustafá?
R.- El Gran Visir, Kara Mustafá, había instalado en el asedio a Viena veinticinco mil tiendas de campaña para alojar, en las más suntuosas, a los jefes de su poderoso ejército y con ellos a las mil quinientas concubinas que los acompañaban, custodiadas, eso sí, por setecientos eunucos africanos. La afición otomana por la desmesura se mostraba en los surtidores y baños que el Visir había hecho construir. También en los cuarteles, levantados con prisa, pero con opulencia.
P.¿Qué importancia le da a la obra del grupo de autores, muchos de ellos judíos, que se encontraron en Viena en las cuatro primeras décadas del SXX, y que debido al nazismo murieron o tuvieron que ir al exilio?
R.- Fueron tiempos brillantes, los de de la alegre decadencia del Imperio Austro-Húngaro. Una pléyade de artistas y escritores floreció en aquella Viena anterior al Anschluss hitleriano. Unos talentos de primer nivel que siguieron en Viena tras la I Guerra, pero que hubieron de exiliarse con la llegada de la barbarie nazi, cuyo líder (Adolf Hitler) no era alemán sino austriaco.

P.-¿Es usted más adicto a la literatura de café vienes o a las cafeterías vienesas? ¿Alguna le atrae en particular?
R.-La literatura nunca es de café, aunque existieran y existen escritores que escriben sobre las mesas de café de esos establecimientos. Naturalmente, yo también he estado en esos cafés, mas por allí ya no paran ni Mussil ni Elías Canetti, ni siquiera Billy Wilder.

P.-Si alguien, tras leer estos relatos, decide ir a Viena, ¿cuáles serían los lugares que aconsejaría visitar? ¿Monumentos o callejear?
R.- Desde luego, callejear en primavera, y al atardecer tomar un vino blanco en los veladores del barrio Grinzing. Visitar, de paso, las casas baratas de la Karl Marx-Hoff para evocar la "Viena Roja" y contemplar la variada arquitectura que va desde Wagner (el arquitecto) hasta Adolf Loos, pasando por la casa que diseñó para su familia el filósofo Wittgenstein.

Miguel Ángel de Rus y Extraña noche en Linares

P.-En Extraña noche en Linares se comienza con un extenso relato ambientado en un Linares casi mitológico para pasar a desarrollarse las historias por todo el planeta, París, Nueva York, Praga, Viena, el sur de Francia, ciudades fronterizas entre México y EEUU, secundarias ciudades de EEUU…
R.- El comienzo en Linares es una deuda con mi antepasados; mi familia paterna procede de Linares y quería recuperar el ambiente de las calles secundarias linarenses, con casas blancas, naranjos, quería recuperar las minas, el ambiente de una ciudad que fue de las más importantes de España en el S.XIX, y al mismo tiempo, era una ciudad que me servía a la perfección para hacer un homenaje a Potocki y Francisco Nieva. El protagonista del relato vive una aventura en una mina, gracias al peyote, que tiene aromas del Manuscrito encontrado en Zaragoza de Potocki, o de la Granada de las mil noches, de Nieva. Y además, es una revisión de un mito familiar, el de un bisabuelo canalla que huyó de Linares dejando a su mujer y sus hijos, uno de ellos mi abuela, para fugarse al Bueno Aires pecaminoso que crecía y lo absorbía todo. Y esas historias que estaban en mi sangre se ha unido con mi visión cosmopolita (o internacionalista) de la realidad, que me llevan a figurarme vidas en las ciudades que me excitan, bien sea por conocimiento personal o literario. La idea del libro es: "Si podemos vivir muchas vidas ¿por qué conformarse con una?"

P.-Afirma en el prólogo J. Manuel Fernández Argüelles que "como todas las obras que pretenden trascender, busca lo sublime"
R.- Hay una influencia del pensamiento de Nietzsche en mi forma de ver la vida que no ha desaparecido a pesar del paso de las décadas. Creo en el hombre que está por encima de la masa, creo en unos ciertos valores, y se refleja en mi obra. Creo que por ello hay tantas referencias culturales escondidas, tantas citas, tantas lecturas, sabores y paisajes, porque la vida cotidiana me resulta insuficiente y me fascina el vivir por un rato la vida de Tamara de Lempicka, Valle Inclán o Proust, o, por qué no, vivir el instante de la caída de las Torres Gemelas, el 11 de septiembre, o el rodaje de 451 Fahrenheit. La literatura nos abre caminos que de otro modo quizá no pudiéramos transitar, nos abre otras vidas, y asumo que mis preferencias van más por lo sublime que por lo vulgar. Si hay que elegir, prefiero leer El Conde de Montecristo, beber champagne o armagnac, las mejores drogas, la mujer más difícil de conseguir y un palacete decimonónico a la realidad contemporánea.

P.-Y al mismo tiempo hay compromiso, sobre todo contra aquellos que usan en su beneficio el poder.
R.- Sí, es un placer acabar con la vida de los canallas poderosos en una novela o en un relato. En la vida no se puede, porque al parecer es delito, pero con lo que vemos alrededor es incomprensible que las masas no salgan a la calle a colgar de las farolas a los poderosos. Dado que nadie lo va a hacer, yo creo un orden, un equilibrio ético y estético en mis obras, que me parece más correcto en base a mis ideas. Ya que no hay ética, al menos no perdamos la estética.

P.-Cuando publicó Dinero, mentiras y realismo sucio, el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón afirmó que sería un clásico de la nueva literatura. El escritor y crítico Juan Manuel González afirmó lo mismo de Bäsle mi sangre mi alma, y el novelista Luis Landero dijo de Evas, que era el autor actual con mayor personalidad. Así pues ¿Escribe para un futuro nebuloso?
R.-Escribo porque lo necesito, porque lo he hecho sin parar desde que era niño, y últimamente creo que lo hago para que me lean mis nietos, el día que los tenga. No espero nada del presente, ni me preocupa el éxito de masas o de ventas. Si pudiera elegir, preferiría que cuando me estuviera muriendo mis hijos o mis nietos me dijeran que les gustaban mis obras. ¿El futuro? Cuando alguien habla de viajar en el tiempo siempre mencionan el deseo de ir al pasado, a algún hecho histórico, suelo ser el único que sueña con ir al futuro, dentro de 200 ó 300 años, por curiosidad, para ver cómo serán las cosas. Soy de los que piensan más en el futuro, incluso el que no veré, que en el pasado.
P.- Y casi en cada página se aprecia una lucha entre los valores éticos de cada tiempo.
R.- Sí, nací en los setenta, con una moral y unos valores muy determinados. Todos se han ido cambiando desde el Poder, no desde cada ciudadano. Antes vivíamos como nos mandaban y seguimos viviendo como nos mandan. Y lo más ridículo es que creemos ser libres. Ahora lo poderosos han decidido quitarnos todos los derechos conquistados durante siglos, y en lugar de cortarles el cuello, estamos tan tranquilitos en casa. Los poderosos nos han quitado los derechos, la personalidad, el elevado Espíritu Europeo que iluminó el mundo, y nos han dado centros comerciales, sexo simple y al alcance de la mano, televisión, fútbol y deudas para toda la vida. La obligación del escritor es mostrar esa realidad. Y contraponerla con lo que la vida podría ser en realidad.

P.-Hay bastantes toques eróticos, entre ellos el de Desnuda con un cuervo.
R.-Es un relato que han reproducido en bastantes webs y blogs, en Facebook, lo cual agradezco, y que es muy impactante. Trata de una modelo de desnudo y de un fotógrafo y de cómo han cambiado los papeles en la sociedad. La modelo es una mujer distinta; más que actual, diría vanguardista, adelantada, y creo que si se está reproduciendo en Internet es porque resulta impactante comprobar a través del texto cómo son los nuevos valores. Si te lo cuenta el profesor en clase es una pesadez, pero al verlo en el relato no puedes dejar de sonreír. Y quizá, incluso de pensar. Es una modelo tremendamente sexy y que me cae muy bien.

P.-Por último, hay varios homenajes al cine, desde los amores de Jack Lemmon y Shirley MacLaine, hasta el 451 de Truffaut.
R.-Cualquier hombre heterosexual y con las hormonas en su sitio, hubiera deseado pasar una temporada con la Shirley MacLaine de Irma la dulce. En verdad, la película es un cuento de hadas, pero tan bien hecha, que deseas seguir en esa historia. Y eso es lo que sucede a mi personaje, no quiere salir del cuarto ni de la vida de Irma. Y en cuanto a 451 Fahrenheit, es una de mis películas favoritas, y los mismo puedo decir de la novela de Ray Bradbury. Y avisaban de algo que sigue siendo real; quieren hacer desaparecer los libros. Lo intentó el cristianismo por medio de la Inquisición y los nazis, quemándolos; lo intentó el franquismo, el stalinismo o el gobierno de EEUU con la censura; lo intentan los musulmanes por medio de la censura y la muerte. Y en las últimas décadas, los Poderosos del planeta lo intentan mediante supercherías como el libro electrónico, la televisión o Internet. ¿Nadie se acuerda de 1984 de Orwell? Lo que está en el papel queda para siempre. Lo digital se puede cambiar, reescribir miles de veces, ajustar a las nuevas normas del pensamiento, mentir. Cuántas veces he leído en Internet una cita falsa de Voltaire en la cual parece justificar la reencarnación o la vida eterma… pero no, tengo varios ejemplares de se libro en papel y sé que la cita es falsa, que es una frase cortada. Quienes no tengan el libro pueden ser engañados. El día en que logren acabar con el libro en papel habrán acabado con la libertad. Mi defensa del libro queda plasmada en un relato: "No debisteis poner vuestras sucias manos sobre los libros; los nazis comenzaron así. Y hubo que matar a varios millones para evitar que siguieran."

Josefina Aldecoa y la literatura sobre mujeres

No hay que confundir literatura masculina y literatura femenina como opuestas o muy diferentes. Yo sólo distingo entre literatura buena y mala.
Me interesan mucho las mujeres desde el punto de vista literario. No creo que hayan faltado en la literatura, porque desde el siglo XIX se ha hecho mucha introspección en lo femenino. Pero sí que ha habido más incorporación de la mujer a la literatura en el siglo XX.

Mis valores y mi vocación vienen de mi formación personal, porque mi madre y mi abuela las dos eran maestras que participaban de la ideología del Instituto Libre de Enseñanza, una institución que nación a finales del siglo XIX con idea de renovar la educación en España, y luego mi madre fue maestra en la República, que fue un momento en que se dio un gran impulso a la educación con un matiz mucho más europeísta y se pretendía adelantar mucho la educación en el país, pero la etapa fue muy breve y no se logró.

En todo lugar en el que se convive se crea un fondo común, todos tienen sus propias historias y van surgiendo. En la vida siempre hay dramas escondidos y poco a poco aparecen. En mi novela, las mujeres van contando sus problemas. Quizá la mujer tiene más facilidad para mostrar su interior, porque el hombre tiene las mismas crisis, pero es más reacio a contarlas.

La principal diferencia es que ahora la madre trabaja, y antes no. El problema se da, por tanto, a la hora de conciliar el trabajo y el cuidado de los hijos. Este problema es a veces un verdadero tormento para la mujer, y como eso debe ser así por encima de todo, ya que una de las conquistas de la mujer en el siglo XX es el trabajo, pues la sociedad y las instituciones tendrían que colaborar, ayudando a la mujer a seguir adelante. En mi época, efectivamente, yo fui pionera, porque escribía y, además, monté un colegio. Pero en la actualidad, que la mujer está plenamente integrada en el mercado laboral, habría que exigir medidas, como la flexibilidad de horarios para la madre, sobre todo, hasta que sus hijos tengan una edad determinada. Esto ocurre ya en otros países europeos, por lo que España debería adaptarse y no quedarse en segundo lugar. Yo, cuando monté el colegio, tampoco sabía qué hacer con mi hija, que tenía cuatro años. Por eso, inicialmente, este centro surgió como jardín de infancia para acoger a los hijos de mi grupo de amigos, que estaban en mi situación.

No hay que confundir literatura masculina y literatura femenina como opuestas o muy diferentes. Yo sólo distingo entre literatura buena y mala.

Antes de que muriera Franco, ya había empezado a cambiar la sociedad, ya que los cambios sociales van siempre por delante de los políticos. En los años sesenta, la gente cambió en muchos aspectos en España, y ya se respiraba el ansia de libertad, que se reflejaba en la literatura. Pero hasta los años setenta, los cambios no son oficiales, y uno de los principales problemas es el uso de la libertad en todos los sentidos.

Alfredo Bryce Echenique habla sobre París

Lo del Vallejo triste es un mito. Él tuvo dificultades en París, pero, ¡quién no las ha tenido!, y daba consejos para ser un dandy: "No bajen del metro hasta que esté bien parado, porque se gastan los zapatos con el roce de la pista. No se sienten mucho porque sale un brillo en el fundillo (risas)".

Yo me fui a Europa, y a partir de que entro a trabajar en una entidad francesa, fui un afortunado. Trabajaba cinco horas a la semana, las agrupaba todas en una tarde, y siete meses al año, ganaba un sueldo, el servicio social lo cubría todo, dientes, anteojos, todo gratis y hasta ahora la tengo como jubilado francés. Tengo una jubilación plena de funcionario, y una pequeña pensión, pero la seguridad social completa. Puedo morir como un príncipe en París,

Me recuerdo huyendo de la habitación de un hotel en la Costa Azul, en pleno verano de 1969, debido a una tremenda ansiedad, y luego, en pleno invierno de 1971, en París rumbo a mis clases en la Universidad de Nanterre, intentando arrojarme del auto en que un colega me llevaba a dictar mis clases. Nevaba en el Bosque de Boulogne.

De la misma manera en que el segundo hotel en que nos alojamos, esta vez sí sumamente elegante, aunque nada bien ubicado -13 rue des Beaux- Arts- dentro del mapa sentimental del París de mis años mozos y de mis recuerdos más entrañables, se portó muy encarecidamente bien, y punto, también. Curiosamente, este hotel tan elegante y original -no tiene una sola habitación, un solo mueble, una sola cortina que se parezca a otra, un ápice- lleva por nombre nada menos que la palabra Hotel, así, a secas, con tan sólo la hache mayúscula y el artículo que lo deja convertido en hotel L'Hotel. En él languideció, agonizó y murió Oscar Wilde, paria del destino, hombre, poeta y dramaturgo caído en absoluta desgracia tras haber sido el niño mimado del todo Londres de su tiempo, que era bastante más Londres que el de hoy, créanme ustedes. Y, al revés, en una época en que L'Hotel era muchísimo menos de lo que es hoy. En cambio, algo o mucho tendría que haber mejorado ya el hotel L'Hotel en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, cuando Borges se alojaba allí con su madre, cada vez que llegaba a París. (Declaraciones extraídas de diversos medios de comunicación).


Tras vivir en París, fui como profesor a la Universidad de Montpellier. Seguí en contacto con Julio Ramón Ribeyro. Lo llamaba por teléfono y, a veces, nos escribíamos alguna carta, pero yo iba a París y aparecía en su casa siempre. Ocurrió algo conmovedor. El hijo de Julio Ramón me mandó a decir que quería quedarse en mi casa unos días porque yo había sido amigo cuando él era muy niño y su padre enfermó. Yo había sido amigo de su padre antes de su enfermedad y quería hablar con un amigo más joven que le contara cómo había sido su padre sano.

Me tocó vivir en París el Mayo del 68, donde si tú no terminabas la clase en la cama con una chica, la clase no había sido buena. Ellas se subían al metro, me metían letra y se venían a mi cama. Y yo era violado con gran placer. Ahí nacieron grandes amistades que conservo hasta ahora, cuando esas chicas son unas viejas que me adoran.

5.3.14

Presentación en Sevilla de Tres cuentos de Nueva York

El viernes, día 7 de marzo, a las 20h, M.A.R. Editor presenta en Sevilla el libro de relatos «Tres cuentos de Nueva York», en el que se reunen textos de la sevillana Elena Marqués, el malagueño Juan Guerrero y el peruano Roberto Ampuero.
            Son tres visiones sobre la gran manzana, que sirven al viajero de guía pro la ciudad, pero al mismo tiempo, muestran algunos oscuros rincones, tanto de la ciudad como del interior de sus protagonistas.
Nueva York; hemos visto sus formas voluptuosas hasta la saciedad, pero deseamos que nos siga guardando algún misterio. ¿Hay muchos lugares más fotografiados que Broadway? ¿Alguien desconoce la existencia de Chinatown o Little Italy? ¿Cuántos apellidos de origen hispano, italiano o judío hay en las guías telefónicas de Nueva York?
Nueva York reúne en este fantástico libro tres visiones sobre la misma ciudad que enamoró o repelió a Henry Miller, Tom Wolfe, Truman Capote, Chester Himes, O. Henry, Francis Scott Fitzgerald o Henry James, entre otros. En Tres cuentos de Nueva York, se nos ofrece la visión de los museos y las grandes avenidas, pero también de los garitos y de habitaciones en soledad. Cada visita a Nueva York puede ser el inicio de una nueva historia y aquí se nos proponen tres. Es un libro perfecto para ir leyendo en el avión, de viaje a la gran ciudad, o para leer en el rincón más apartado del mundo, porque -es sabido- la lejanía es lo que más nos hace soñar.
            El acto será presentado por el sevillano José Luis Ordóñez, director y guionista de cine, dramaturgo y esnovelista. Asistirán dos de los autores, Juan Guerrero y Elena Marqués.  

            El lugar, La Carbonería, C. Levíes, nº18, 41004 Sevilla.