Foto de Vera Kukharava
Pregunta.- El tema del doble es de gran importancia no sólo en la
obra de Merino, sino, en general, en la literatura
clásica.
R.- Es incuestionable la
persistencia del tema del doble en la ficción, tanto si lo buscamos en la
narrativa oral como en el mundo de los mitos y, desde luego, en el de la
literatura. Hay ejemplos como ‘La historia del reflejo perdido’, de E. T. A.
Hoffmann, o ‘La madona de Rubens’, de José Zorrilla. En mi caso el origen de
estas tres novelas breves sobre dobles nace en unas chicas que conocí en mi
adolescencia, dos hermanas con las que mantuve una relación -no como la del
libro- que siempre me intrigaron, porque nunca supe con cuál de las dos estaba.
Aquello me hizo pensar muchas veces y de ahí han salido estos amores que están
entre la ficción y la realidad, porque habrá muchas personas que habrán vivido
relaciones similares, seguro.
P.-“El hechizo de
Iris”, la nouvelle que abre el libro es la historia de un muchacho enamorado de
dos hermanas gemelas; una la liberada sexualmente, la apasionada; la otra más
recatada. Pero contado de un modo que te hace dudar si son dos o es
una.
R.-
Bueno, esa es la gracia del libro, la duda sobre la personalidad de la mujer
amada, porque yo creo
que cada uno de nosotros lleva dentro de nosotros un doble. En muchas ocasiones
que resultan complicadas, nuestras dudas parecen provenir de dos voces distintas
que están en nuestro interior, como si hubiera en nosotros dos consciencias
distintas. A mí esa idea me gustó, hay dos hermanas, o al menos es lo que parece
ser. El lector podrá llegar a la conclusión de si era una o eran dos. Yo no soy
un escritor erótico, pero me gusta tratar la relación sexual con la misma
naturalidad que cualquier otra situación. Y aquí, además, tratándose de
adolescentes no quise ocultar nada de lo que pudiera ocurrir entre
ellos.
P.- “El misterio Vallota” es la nouvelle del libro con más relación con la
actualidad, es más que una crónica de la corrupción en España de la clase
política y empresarial.
R.- En
uno de los tres textos, en el de Vallota, siendo ficción, hago una reflexión
sobre la grave corrupción política y empresarial que hemos visto en los últimos
años. Como el protagonista, siendo un individuo sin escrúpulos, que solo actúa
por interés personal, consigue cautivar a quienes le siguen. Y puede
desaparecer, pero acabará reapareciendo, sin dejar de ser amado a pesar de de
todas las maldades que haga. Y lo cuento con una cierta perplejidad del
narrador.
P.- En “El regreso
del cometa” un hombre se enamora de una mujer evanescente, reaparecida desde los
neblinosos terrenos de la adolescencia, sin saber si es una mujer o una
mariposa.
R.- Sí,
es un territorio de brumas, entre el sueño y la realidad, en los resquicios de
nuestra mente, por lo que el acto de narrar lo acontecido es terapéutico y
revelador. Tengo una serie de influencias innegables. Nací en Galicia, y de ahí
absorbí la magia, la bruma, la fantasía, la tendencia a soñar aquello que la
bruma no te permite ver, todo lo bueno. Pero muy pronto fui a León, y allí me
empapé de la tradición del Filandón, de la tradición oral, de las historias
contadas pos las mujeres. Creo que esa tradición es la que hace que haya tan
buenos escritores en León.
P.- En todos los
textos de Dobles hay un
reencuentro pasado mucho tiempo.
R.-La
literatura siempre es simbólica, recrea la realidad, y para ellos crea una
atmósfera que tiene que ver con lo simbólico. Por ejemplo, en el primer texto
está la selva porque me recuerda mis viajes por América en los años 60. La selva
es el lugar impenetrable, misterioso, y es un lugar perfecto para que el
protagonista se encuentre con su amada, o con las dos; lo que el lector
considere. Además, mientras vivimos la realidad estamos viviendo todos los
mundos soñados, el pasado y el presente, el lugar donde estamos y los sitios en
los que fuimos felices. El reencuentro, cuando ya el recuerdo es borroso, nos da
la oportunidad de revivirlo todo y de volver a darle forma en nuestra
mente.