Pregunta.- ¿Motorista o novelista?
R.- Ambos, sin duda. La moto, al menos como yo la percibo, es una
herramienta que te lleva a sentir la vida con una intensidad inaudita, una
intensidad que cuesta imaginar desde fuera; si bien es cierto que existen otras
más. La narrativa, en cambio, es otra vida. Una existencia diferente, en la que
te sumerges cuando escribes, y que transita en paralelo con el resto de la
Humanidad, aunque en una dimensión completamente al margen.
P.- ¿Qué ofrece esta novela al motorista?
R.- Una intensa y profunda vivencia que la inmensa mayoría no va a experimentar
jamás. Este relato trata de colocarlo tras el manillar de una moto de
competición, sin dejar de sentirse él mismo, y vivir más que una carrera, una
aventura sencillamente apasionante.
P.- ¿Y qué ofrece para el lector ajeno a la moto?
R.- Una historia que envuelve una carrera, sí, pero que describe y pone de
relieve los aspectos más profundos, incluso existenciales, del mundo de la
moto, hasta el punto que su lectura le supondrá un verdadero descubrimiento.
P.- De todos modos, en tu caso, se da una simbiosis, una intersección
muy particular entre la narrativa y el motociclismo.
R.- Así es. Llevo casi veinte años dedicándome al periodismo especializado de
la moto, lo que me permite conocer este mundo de una manera mucho más detallada
aun.
P.- Además, también cultivas el lado docente.
R.- Sí. Enseñar a los motoristas para que disfruten con mayor seguridad de su
pasión por la moto es de lo que más disfruto. Diría que me gustan algo más las
carreras, pero enseñar es sin duda lo que me ha dejado y me deja mayores
satisfacciones dentro del mundo de la moto.
P.- ¿Tu singladura como piloto por dónde te ha llevado?
R.- Debo aclarar que yo ni soy ni me siento un piloto. Soy una persona que
monta bien en moto, que monta muy bien o incluso que lo hace fenomenal. Pero un
piloto es otra cosa. Pilotos son los que me rodearon en la increíble aventura
que sirve de centro a esta novela.
P.- Pero has competido en distintas especialidades.
R.- Efectivamente: en velocidad, en resistencia, en raids, en enduro…, y
continúo haciendo alguna que otra carrera. La cuestión es que siempre he sido
un paquete, desde el punto de vista de la competición, por eso aún, a mis años,
continúa haciéndome ilusión inscribirme en una carrera, e incluso sentir un
minúsculo progreso en ellas.
P.- ¿Y qué crees que pasará por la cabeza del piloto, de ese verdadero
piloto, que lea esta novela?
R.- En primer lugar, intuyo que sonreirá con condescendencia en muchos de sus
párrafos. Aparte de esto, pues que sencillamente verá descrito, de la forma más
literaria que he sido capaz, un mundo casi cotidiano para él, que vive con
tanta pasión, o más incluso que un servidor, pero a través de un prisma
bastante diferente.