18.12.23

José Antonio Martín Viñas: “Donar palabras es un gesto que satisface al creador y al que las recibe”


Pregunta.- La inauguración de esta segunda antología de cuentos la llevas a cabo con un título, Cuentos entre encuentros, que parece una declaración de intenciones

R.- Así es. El título de “Creación”, que remite a la idea de producción de algo nuevo, sitúa siempre al creador en el punto de mira, es decir, para bien o para mal, al creador siempre se le achaca el acierto o el desacierto en función de la elección adecuada de aquello que va a lanzar al universo del lector. Además, a lo largo de la antología se podrá comprobar que la lucha del escritor por crear no cesa. En cualquier caso, hay que ser prudente con la musa, pues se puede apoderar de ti y de tu creación. También se apunta bastante al compromiso del lector como agente creativo. De hecho, en alguno de los cuentos el abandono de la lectura por parte de los niños o de los adultos desencadena una serie de desgracias que ponen en peligro el mundo de los libros. Así, se puede leer en uno de los cuentos: “Los niños se dieron cuenta de que el peor de los terrores nocturnos no eran las pesadillas, sino la desaparición de los cuentos que los hacían libres.”

 

P.- Y como dices, ¿es el creador un donante de palabras?
R.- La donación supone una entrega desinteresada de lo que uno lleva dentro a aquellas personas que lo necesitan. Donar palabras es un gesto que satisface al creador y al que las recibe, siempre y cuando la sangre lingüística conserve las propiedades adecuadas. El escritor es como un dios que entrega las tablas, es decir, los libros al que cree en él. Por eso, en uno de los relatos de mi anterior antología titulado “El libro antiguo”, el personaje, el propio libro, se definía a sí mismo y a sus hermanos de esta manera: “Los libros somos la vida de los que no pudieron vivir, somos los pasos de los que no pudieron andar y somos los ojos de los que no pudieron ver”. Los libros son unos buenos amigos de viaje.

 

P.- Y de nuevo vuelve a aparecer Coliño, ese pueblo mítico que esconde siempre sorpresas.
R.- Por eso, en el primer cuento la alacena es una metáfora del universo que se esconde al otro lado de Coliño. También aparecen de nuevo las palabras como donantes que aclaran los significados a través del diccionario. Y en Coliño es donde vive Joaquín que oculta el secreto de la construcción de su casa rural. Pero en Coliño también suceden hechos luctuosos que necesitan una investigación, porque ningún lugar por muy literario e idílico que sea se libra de la maldad humana.

 

P.- Y Coliño es también el territorio de la duda y de los contrastes.
R.- Dudar es el punto de partida para conocerse a uno mismo. Y eso es lo que le ocurre a un marinero, que no sabe si es marinero en tierra o peregrino en el mar. Y los altibajos se perciben en dos modelos de seres humanos que desean salir de su situación.

 

P.- En esta nueva antología vuelves a conceder una preeminencia o protagonismo a la mujer.
R.- María, Iria, Safo son nombres que se entregan con pasión a aquello que emprenden. Por medio de estos personajes trato de defender y propagar una sociedad colaborativa que camine hacia una defensa de la vida y de la naturaleza. Así, en el cuento “En los brazos de Safo” se puede leer: “Es posible que su isla (Mitilene) sea también una ínsula de colaboración, de paz y fraternidad. Sin duda sus influencias (las de Safo) han creado un ambiente propicio para reunir a numerosas mujeres en torno a su figura, donde, además, el sexo se recibe como una declaración libre y equilibrada en consonancia con el entorno. No es extraño tampoco que Safo y sus amigas creen a través de la danza, el deporte y la manifestación literaria por medio del amor un mundo emancipado, plácido y armonioso”. El equilibro entre lo masculino y lo femenino nos alejará de enfrentamiento vacuos y nos invitará a trabajar por un mundo más justo.

 

P.- Es inevitable preguntarte también por el título de la antología, es decir, por qué Cuentos entre encuentros
R.- Porque los cuentos crean sociedad, crean lazos de comunicación y de relaciones, cuya expansión no tiene fin. Es semejante a esos juegos de palabras en los que los jugadores deben crear un nuevo vocablo a partir de la sílaba final de la anterior palabra emitida. Los cuentos se encadenan y se encuentran en los caminos de la fantasía, alcanzando todos los rincones del mundo y deslumbrando a los lectores y oyentes.

 

P.- En esta nueva antología hay bastante humor.
R.- Es que, si no hubiera humor, no existiría la literatura. Tres de las novelas que han marcado la transición hacia la literatura moderna como son El Lazarillo, La Celestina y El Quijote integran en su desarrollo el humor. El ser humano es un homo ludens y su deseo es jugar, eso sí, siempre con una reglas que le permitan entenderse y sobrevivir a la realidad que le ha tocado vivir. En este sentido, lo políticamente correcto tiene los días contados cuando hablamos de literatura. A la literatura no le gusta lo políticamente correcto, porque no ofrece juego, sino monotonía.

 

P.- Y sigue habiendo mucho mundo clásico.
R.- Creo que ya lo dije en otra ocasión. El fundamento de nuestra literatura está allá en la sima luminosa del pasado, en Grecia y en Roma. Así pues, estos cuentos se encuentran muy unidos a esos tiempos míticos y por eso no es extraño que nos topemos con el dios Apolo intentando recuperar a su amada Dafne después de tantos milenios o a Dioniso bebiendo con otros comensales. Es evidente que lo que hacían nuestros antepasados y sobre todo en necesidades tan humanas (y divinas) como amar y comer nosotros vamos a la zaga de sus costumbres.

 

P.- Sabemos que tu anterior antología Te tengo en cuento tuvo una excelente acogida; de hecho. Nos gustaría saber algunas de las opiniones que han suscitado tus relatos.
R.- Pues sin lugar a dudas las opiniones más sinceras son aquellas que proceden de la gente joven, es decir, de los alumnos y alumnas que comienzan a recibir los dones de las palabras. Unos destacan que jugar con las palabras como quien juega con los amigos es una forma de conocer y acercarse a la literatura y eso lo han descubierto en mi libro. Otros consideran que el escritor se ha adaptado a su público. Hay quienes sienten cariño cuando han leído algunos de los relatos, porque perciben la cercanía de ese abuelo o abuela que parece estar sentado a la vera de sus nietos, mientras los agasaja con un cuento. También hay estudiantes que dicen que los relatos se asemejan a la vida real y que transmiten sentimientos de superación. En fin, leer, como dice una alumna, es la medicina para estar feliz todos los días de la semana. Si con este segundo libro consigo este mismo efecto, entonces la transfusión de tinta a través de la palabra habrá dado sus frutos.

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