P.- ¿Qué personaje o personajes, son los más importantes de tu novela “Omeyas”?
R.- El personaje principal es el príncipe omeya Abd al-Rhaman y a continuación, su padre, Mu´awiya, uno de los hijos del Califa Omeya, Hisham ibn Abd al-Malik.
P.-¿En Omeyas, vamos a tener nuevas
revelaciones que sean desconocidas para el común de los lectores?
R.- Por supuesto que las hay, porque debemos separar la leyenda de la verdad
histórica, pero debes permitirme que no las haga públicas en aras del futuro
lector.
P.- En Omeyas, sorprende que hagas
aparecer a personajes vikingos. ¿Cuál ha sido la causa?
R.- Aunque históricamente aparece la primera incursión vikinga de importancia a
finales del setecientos, con seguridad debieron acometer antes, aquellos otros ataques
de playa, que los mayus o lordomani, denominaban “strandhoggs”, que yo describo
en mi novela.
P.- También aparece el pueblo “garamante”, ¿qué nos puedes decir de
ellos?
R.- Los garamantes se merecían aparecer en esta novela. Todos reconocemos a los
beduinos y a los bereberes, e incluso al pueblo targuí o tuareg, como pueblos
que tienen relación con la enorme extensión de As-Shara al Kubra, pero en el
primer caso se trata de comerciantes de caravanas que recorrían unas rutas
comerciales y en el segundo, un pueblo nómada aunque habitante del desierto;
pero los garamantes (hoy, un pueblo olvidado), eran los verdaderos “dueños” del
desierto. Los que aprendieron a domeñarlo; capaces de vivir sedentariamente al
extraer el agua fósil existente debajo de las arenas para regar y cultivar.
Ellos fueron los verdaderos dueños de As-Shara al Kubra (Sahara).
P.-Parece que el desierto del Sahara tienen una cierta preeminencia en
ti.
R.- Tienes razón. En la zona donde yo resido estamos acostumbrados a las
constantes lluvias de barro e incluso a episodios de lluvia seca, pero no nos
paramos a pensar en que ese polvo que arrastra el viento, proviene del Sahara,
una extensión de terreno tan grande como China o los mismos EE.UU. Tener ese
desierto tan relativamente cerca lo considero algo excepcional.
P.-Nos sorprendes al final de la novela, con la irrupción de un Rey
Astur, Fruela I “el Cruel”. ¿Es una reminiscencia de tu primera novela El
Visigodo?
R.- Sí, Omeyas puede leerse como una continuación de El Visigodo
o de manera independiente, pero es verdad que al principio de “Omeyas”,
aparecen dos personajes relevantes del primer libro. Al rey Fruela, se le
podría considerar como una continuación de la dinastía astur, eje central
de El Visigodo. Mi idea inicial no era hacer una saga, si no
dar a conocer una parte ínfima pero para mí, muy interesante, de nuestra
historia.
P.-Y por último, ¿qué nos tienes que decir a quienes nos gusta leer
novelas de trama histórica?
R.- Hay diferentes clases de novelas históricas; las que tratan solo sobre
hechos verídicos, las que son completamente de ficción y las que mezclan
historia real e inventada. Yo utilizo normalmente esta última fórmula, pero
quiero dejar claro a los lectores que la “Historia” a la que la mayoría
cataloga como algo imperturbable e inamovible, es una materia en constante
movimiento. Igual que las realidades geográficas pueden llegar a modificarse, a
la historia le ocurre lo mismo en cuanto a que nuevos descubrimientos pueden
modificar conocimientos previamente aceptados. En mi caso, solo pretendo que el
lector pase un rato ameno y que al final sepa algo más sobre la espeluznante y
a la vez maravillosa.