La escritora ilicitana Olga Mínguez Pastor presenta una novela negra de tintes históricos que se inicia en el bombardeo del Mercado de Alicante durante
Aún no ha amanecido cuando la anciana Candela Satorre despierta sobresaltada.
Un ruido extraño rompe la tranquilidad de un hogar silenciado por los
recuerdos. Alguien ha entrado en su casa, y no se va a conformar con llevarse
algunos objetos de valor. Quiere algo más: demostrar su superioridad, a través
de una terrorífica y teatral puesta en escena. Quiere la vida de Candela.
Poco antes el
inspector jefe Leonardo Vélez recibe un extraño regalo anónimo: un sobre de
color beige, decorado con una cenefa griega en relieve por los bordes, y un
lacre rojo. En la parte delantera aparece su nombre estampado con tinta negra y
caligrafía victoriana. La carta de dentro le anuncia que ha empezado un macabro
juego en el que el asesino tendrá que completar su funesto y personal círculo
de sangre. Las víctimas ya están marcadas, y reta al inspector jefe a detenerlo.
Casi un año después de la
resolución del caso de las niñas de la cruz, Leonardo Vélez vuelve a verse
luchando contra el reloj. Al mando de la brigada de Homicidios pugnará por
encajar cada pieza del caso, y de su vida, en el lugar correcto. Recuperado físicamente,
sereno y maduro, retoma la senda de su trabajo policial, para demostrar que el
dolor y los errores no han eclipsado su capacidad para adentrarse en lo
incierto. Vivirá un caso que se irá complicando, desafiando la inteligencia de
todos los miembros de la brigada, obligándolos a retroceder sin remedio hasta
un hecho histórico acontecido casi ochenta años atrás: el bombardeo del
Mercado Central de Alicante.
Olga
Mínguez afirma sobre su novela: “En realidad, es como una ampliación
de Pasajes a Orán. He estudiado bastante el tema del bombardeo del
Mercado Central de Alicante durante
Otra hecho significativo es que el protagonista es un comisario LGTBI+: “Es un
personaje complejo, al que adoro. Al contrario de muchos personajes de novela
negra a los que estamos acostumbrados, la evolución de Leo es ascendente. No es
un protagonista al que los acontecimientos vayan hundiendo, sino que él, ya
comienza hundido. Ha vivido un infierno, ha estado en el fondo del pozo, así
que solo le queda ascender. Y lo hace. Es un viaje muy bonito el que vivimos a
su lado, como logra sanar mentalmente, como cae, se vuelve a levantar, y
encuentra la fórmula para reencontrarse consigo mismo. Además, también quiero
señalar que siempre me pareció muy importante que mi protagonista fuera una
persona LGTBI+, crear, no digo un referente, porque esa palabra me parece muy
grande, pero sí un refuerzo positivo, ya que, en la novela negra, este
tipo de personajes suelen ser secundarios, maltratados o, directamente,
inexistentes”.
Olga Mínguez
(Elche, 1979)
Licenciada en Historia por
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