R.-Tengo una
profunda relación de amistad con Mariaje López. Pese a la distancia -ella vive
en Madrid, yo en Bilbao-, hemos hablado a menudo durante los últimos años,
también nos hemos visto en varias ocasiones, en una y otra localidad. Un día,
sin ni siquiera haberlo pensado antes, le solté yo a ella: “Tenemos que
escribir un libro juntos”. “¿Por qué no?”, añadió ella. Así se concibió “Un
encuentro interminable”, en una conversación telefónica.
P.-Y luego la criatura creció…
R.-Sí, escribíamos
textos y, una vez que les dábamos forma, se los mandábamos al otro para que
diese su visto bueno. Este proceso, a causa de la pandemia, se prolongó durante
casi dos años. Cuando leímos y releímos la obra en su conjunto y estuvimos
satisfechos de nuestro trabajo, una vez que
P.-El libro incluye cuentos, relatos,
microcuentos, reflexiones, aforismos…
R.-Es un homenaje a
la literatura, a la pasión de leer y escribir. Ofrecemos al lector centenares
de ventanas desde las que contemplar el mundo, o sea, centenares de ventanas
para enriquecer su percepción, su sensibilidad y su empatía.
P.-“Un encuentro interminable” está recibiendo
el apoyo entusiasta de los lectores.
R.-A Mariaje y a mí
nos llena de orgullo que muchos lectores, sin encomendarse ni a Mariaje ni a Salvador, consideren a Un encuentro interminable uno de sus
libros de cabecera.
P.-¿Habrá otra obra a dúo con Mariaje López?
R.-En principio, no,
pero la literatura, como la vida, además de mágica, es imprevisible. Quién
sabe. Quizá dentro de un tiempo, en una conversación telefónica, uno de los
dos, espontáneamente, le diga al otro: “¿Escribimos otro libro a cuatro manos?”
“¿Por qué no?”